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Entrevista a Laura González Toledano, guitarrista flamenca.

Realizada por María Isabel Cabrera Saúco

Profesora en @cpmramongaray


Autor de la fotografía Juan "El Creata"

Fernán Núñez, villa ducal y campesina situada en las tierras bajas cordobesas, a unos 30 kilómetros de la capital de la provincia, de notables ejemplos de arquitectura civil y religiosa, es el lugar donde nace y crece Laura González, guitarrista flamenca. Córdoba, ciudad de la guitarra por excelencia, será el lugar donde recibe su formación académica y, a día de hoy, Jaén el lugar elegido para fijar su residencia y compartir sus conocimientos.


• En tu infancia, ¿qué músicas recuerdas? ¿Qué personas dentro de tu familia son las que marcaron en ti una especial predilección hacia el flamenco?


De pequeña, en casa, la música para mí era un absoluto disfrute. Mi padre tocaba la guitarra y cantaba de manera autodidacta, y mi madre contribuía participando y aportando alegría siempre en aquel ambiente que se creaba. Eran momentos especiales para mí y mis hermanos. No era flamenco, a mis padres les atraía la música argentina, los boleros, y otro tipo de músicas. No tuve en mi infancia ningún familiar cercano al flamenco. Creo que esa atracción surgió del gusto personal por la música popular y del aprendizaje del baile flamenco.


• ¿Por qué la guitarra y no el canto o el baile? ¿Qué te atrajo de la guitarra?


Paralelamente, estuve casi una década bailando en la academia de baile de “Mari Loli Jiménez”. Así, me fui formando mientras me debatía entre el baile y la guitarra. Supongo que mi carácter fue decisivo en esa elección, la guitarra me ofrecía más abrigo, mucho que aprender y una especie de proyección emocional que me daba una calma incondicional.


Cuéntanos tus primeros pasos, ¿qué papel desempeñan a día de hoy las peñas flamencas? ¿Es un espacio de formación y crecimiento profesional no siendo aún suficientemente reconocidas? ¿Qué supuso y qué supone para ti?


Mis primeros pasos tuvieron lugar en las actuaciones y fiestas que se organizaban en mi pueblo natal, Fernán-Núñez, bien en la Peña Flamenca “El Mirabrás”, o en otros espacios, bien bailando o bien tocando, ¡y a veces las dos cosas!, bailaba y luego me sentaba a acompañar.

La ya citada peña “El Mirabrás”, me ofreció la oportunidad de aprender, compartir y relacionarme con personas muy afines a mí, en aquellas reuniones de carácter espontáneo y distendido que recuerdo con gran cariño, además de ofrecerme siempre un espacio escénico en el que desarrollar cualquier idea. También he de decir que no siempre fue tan grato… al principio, cuando iba con mi padre explícitamente “a aprender”, se me hacía bastante raro entrar allí, y me sentía fuera de lugar, pero fue la amabilidad de todos la que me hizo sentir lo contrario.


Las peñas en general, son grandes espacios para el aprendizaje y el desarrollo profesional, para la convivencia y el disfrute del flamenco, el enriquecimiento personal y musical… deberían perdurar siempre y apostar más por su desarrollo.


¿Qué maestros de la guitarra te han marcado especialmente? ¿Con cuál de ellos te gustaría volver a encontrarte y seguir aprendiendo?.


Los maestros que marcaron mis comienzos fueron Antonio Moreno, cuya enseñanza desinteresada y generosa nunca olvidaré, y Luis “Calderito”, gran guitarrista profesional y gran maestro. Tuve mucha suerte de tenerles como impulsores, y como sembradores del camino que quise seguir. Más adelante, Paco Serrano y Carlos Pacheco, fueron muy significativos en mi desarrollo personal y musical.


Me gustaría seguir aprendiendo con cualquiera de ellos, a veces me gustaría volver atrás y volver a empezar para exprimir más aquella etapa.


Maestros “a distancia” han sido, cómo no, Paco de Lucía, Sabicas, Mario Escudero, Manolo Sanlúcar, Gerardo Núñez, Vicente Amigo, Niño Miguel, Tomatito…


Hace unos años no era común ver a mujeres tocaoras, ¿sigue siendo esto motivo de sorpresa o por el contrario el entorno flamenco se adapta, como lo hace la sociedad, a la incorporación de la mujer en todos los ámbitos?


La verdad es que hay diferentes reacciones, dependiendo del ámbito. Por ejemplo, mientras en las peñas y festivales suele resultar sorprendente para mucha gente, en el conservatorio hay compañeros a los que les sorprende que sorprenda, porque lo ven totalmente normal. Siento que el público se adapta rápidamente al cambio, pero son los programadores y artistas los que tienen mayor recelo. Espero que en la guitarra flamenca, a medida que avance la sociedad y la educación, también haya más presencia femenina y que termine por normalizarse, al igual que en otras músicas donde también hoy por hoy sigue siendo poco habitual ver mujeres desarrollando el papel de instrumentistas: jazz, blues, rock, pop, etc. Noto como, tanto en el flamenco como en estas otros estilos musicales, las propuestas consisten en todo o nada, o todo hombres (la gran mayoría de los casos) o solo mujeres… eso es lo que me gustaría que cambiara.


Como guitarrista flamenca ¿cuál es la faceta por la que sientes especial debilidad? ¿Con qué artistas te has sentido especialmente cómoda realizando esta labor?


Me gusta participar de todas las vertientes de la guitarra flamenca, tanto solista como acompañamiento. Pero me he desarrollado más como guitarra solista (o dúo, o grupo), porque ha sido lo que más me han solicitado hacer. Pero si hablo de disfrute, como mejor lo vivo es tocando a dúo, o en una agrupación instrumental más amplia con otros instrumentos como percusión, contrabajo, chelo, cante… me siento muy a gusto tocando junto a mi marido, José Rojo, guitarrista flamenco, y con otros compañeros del conservatorio que nos suelen acompañar. También he disfrutado acompañando a muchos cantaores y cantaoras.


¿Crees que el ser mujer te ha imposibilitado o te ha puesto difícil el hecho de dedicarte exclusivamente a vivir de las actuaciones y conciertos? ¿Puedes compartir con nosotros alguna situación que aún no hayas olvidado?


Lo cierto es que sí. El hecho de ser mujer hace todo más difícil, sobre todo cuando eres joven: no vayas allí que sólo hay hombres, no vayas a tocar al extranjero sola, ese no es ambiente para ti… creo que, más que impedimentos para llegar a realizar conciertos, lo que encontramos son dificultades en el desarrollo necesario para llegar a ese punto de forma óptima, en igualdad de posibilidades y con las mismas oportunidades de aprendizaje.


¿Como especialista de la guitarra flamenca es habitual que desarrolles a la par la faceta de compositora? Quizá un músico de formación clásica no desarrolle esta labor de manera tan natural, ¿qué ventajas tiene que esto sea así en el flamenco? ¿Cómo incide en tu labor interpretativa?


Si algo especial tiene la guitarra flamenca, es que todos sus grandes intérpretes, son compositores de sus propias interpretaciones, algo que me parece bastante insólito y digno de admiración. Los guitarristas flamencos más destacados, son verdaderos ejemplos de músicos integrales, que dominan el acompañamiento, la ejecución técnica, la composición, y hasta los recursos de grabación y sonorización. No obstante, muchos de ellos (la mayoría) no han sido formados académicamente, y reconocen no saber leer música, lo han aprendido todo como se aprende la lengua materna, de la forma más natural. Han estudiado a su forma y se han enriquecido musicalmente a sí mismos de forma autónoma. Sin embargo, la mayor dificultad que tenemos en la especialidad de guitarra flamenca es la falta de rigor en las partituras existentes (digitaciones, posiciones, exactitud técnica…), cosa que no pasaría si los mismos compositores pudiesen escribir sus obras (aunque también he de decir que, por suerte y por la gran labor que hacen algunos transcriptores-guitarristas actuales, cada vez contamos con partituras más exactas y correctas).

Por otro lado, observo que a los músicos de otras especialidades instrumentales no se les supone ni se les exige que tengan que componer, ya que existe la figura diferenciada del compositor (que no tiene por qué interpretar) y del intérprete (que no tiene por qué componer). Creo que en la guitarra flamenca se debería contemplar y valorar más la figura del intérprete (me refiero a un alto nivel artístico), y no exigir que quien toque deba componer. El papel del intérprete tiene una función divulgadora del repertorio, y el de la guitarra flamenca no es menos digno de conservar que el de otros instrumentos. Además, no todo el que toca muy bien compone muy bien (y al revés), cada cual podría potenciar y enfocar mejor su talento si no tuviese que atender ambas imposiciones.


No obstante, otra gran ventaja que aporta esta doble función que tradicionalmente ha venido desempeñando el guitarrista flamenco (interpretar-componer), es que desarrolla su creatividad, su lenguaje y su manera de expresar. Cada idea enriquece a las demás, creando un micro-mundo musical enormemente complejo y variado. La guitarra flamenca no habría llegado donde ha llegado de no ser por esa necesidad de componer, no se habría enriquecido y elaborado tanto.


En mi humilde aportación, he realizado algunas obras para guitarra solista, tratando de buscar mi diálogo, mi forma de entender y de sentir.


¿Qué espacios escénicos son los que solicitan con más frecuencia tu participación? ¿Te piden un repertorio establecido o dejan a tu elección las obras a ejecutar? ¿Qué formatos y número de intérpretes son los más demandados?


Suelen ser conciertos en formato solista, a dúo, o solista con otras obras acompañadas, propuestos desde diferentes organizaciones. En cuanto al repertorio, nunca me han exigido nada concreto, más bien me han dejado hacer.


¿Falta representación femenina en el mundo de la guitarra flamenca? ¿A qué crees que es debido? ¿Podrías hablarnos de otras tocaoras importantes a día de hoy?


Hoy por hoy, hay conocidas guitarristas flamencas en el panorama actual. Ya las hubo anteriormente, desaparecieron en la época de los cafés cantantes para reaparecer en nuestros días. Entre las guitarristas actuales, quiero destacar principalmente a Antonia Jiménez, genial guitarrista que desarrolla su carrera exclusivamente desde el ámbito artístico, Celia Morales, Alba Spert, Marta Robles o Pilar Alonso, en España, y desde otros países, Afra Rubino, Bettina Flatter o Noa Drezner.


La poca presencia de mujeres hace unas décadas, creo que es debida, principalmente, a las características de los espacios en los que únicamente se podía aprender a tocar flamenco y desarrollarse como guitarrista: las peñas. En ellas se solía dar clase, y eran ambientes masculinos en los que las mujeres, al ser la excepción, no se sentían cómodas. Sin embargo, ahora las peñas son más heterogéneas y se puede aprender flamenco en otros espacios como los conservatorios de música, en igualdad de condiciones y en un ambiento coeducativo y académico. Esto favorece el incremento de alumnas y de futuras profesionales, además de contribuir enormemente a la normalización de este rol.


En la actualidad ocupas una plaza como profesora de guitarra flamenca en el Conservatorio Profesional de Música “Ramón Garay”, en Jaén. ¿Crees que el currículo de la especialidad necesita de alguna mejora? ¿Qué propondrías? ¿Cuál es el perfil de los alumnos y alumnas que acceden a estas enseñanzas? ¿Es la docencia otra de tus vocaciones?


En mi experiencia como docente en el conservatorio, reajustaría varios aspectos del currículo de la especialidad, ya que, a mi entender, el aprendizaje del acompañamiento al cante y al baile debería tener mayor carga lectiva y ser más continuo a lo largo de las enseñanzas profesionales, además de comenzar más tempranamente (incluso desde enseñanzas básicas). Igualmente creo que, al menos en los conservatorios andaluces, al igual que los alumnos de flamenco estudian todas las bases y asignaturas de la música clásica, sería muy beneficioso que todas las especialidades instrumentales cursaran una asignatura de flamenco, creo que es lo justo y lo lógico, qué menos que acercarse a conocer las bases de la música de nuestra tierra, seguro que la inmensa mayoría del alumnado lo haría con mucho gusto.


En cuanto al perfil de los alumnos de la especialidad de guitarra flamenca, encontramos edades, intereses, profesiones, vocaciones e intenciones de lo más diverso. No hay un perfil común, ni unos rasgos que los conecten, desde ocho a sesenta años, por disfrute, o por profesionalización.

En mi caso, la docencia siempre ha llamado mi atención desde bien pequeña. Mi maestra me preguntó un día en el cole: “¿Qué quieres ser de mayor?”, y yo le dije: “como tú”. Lo que no sabía es que iba a tener la oportunidad de enseñar a hacer lo que a mí más me gustaba: tocar la guitarra flamenca. Disfruto mucho con mi profesión, ver crecer a los alumnos personal y musicalmente es magnífico, yo aprendo de ellos y ellos aprenden conmigo.


En el panorama de las músicas actuales en nuestro país ¿remarcarías algún músico solista o grupo que realmente te parezca interesante en su forma de entender y transmitir la música? ¿Crees que el flamenco seguirá siendo una música en donde la fusión sea una constante?


Si tengo que destacar a alguien por encima de todo, ese es Vicente Amigo. Me parece que ha aportado un lenguaje nuevo post-Paco de Lucía, y una forma de expresión muy característica y diferente. Sus principales obras son catedrales. Además, ha construido nuevos patrones escénicos para la guitarra flamenca, incorporado nuevos instrumentos y propuestas instrumentales, ha incorporado armonías novedosas y atractivas, gran riqueza de juegos rítmicos y se ha acercado a otras músicas desde su perspectiva.


La verdad es que no creo que lo del flamenco-fusión exista… es flamenco, con diversas influencias, como cualquier otro tipo de música, o no es flamenco, y es otra música con tintes flamencos. Creo que depende, sobre todo, de quien lo interpreta, quien lo crea o quien lo produce, haga la música que haga. Es una identidad de la que, aunque un artista lo pretenda, no se puede desprender, y entonces lo acaba impregnando todo. La fusión (o la mezcolanza) ha sido, es y será una constante, porque la música está viva y es muy permeable a las influencias.


Ya para terminar nos gustaría conocer algún deseo que te gustaría ver cumplido en el mundo de la guitarra flamenca y en el flamenco en general.


Mi deseo en el ámbito de la guitarra flamenca es que siga con esa rebosante salud que hoy en día tiene, y que esos grandes guitarristas con los que hoy en día contamos nos sigan regalando su arte. También que deje de ser sorprendente la presencia de la mujer guitarrista, que aumente. Para el mundo del flamenco en particular, que haya una mayor ecuanimidad en la participación de las distintas vertientes: cante, toque y baile, y para el mundo de la música en general, que haya una mayor igualdad de género en las propuestas musicales de los diferentes tipos de música. ¡Por pedir que no quede!


Autor de la fotografía Juan "El Creata"

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